Lasso y el arte de la guerra
Si algo hay que saludar del frente político que acompaña al presidente Guillermo Lasso en estas primeras horas de gobierno es que decidió darse un baño de realidad y, lo más importante, que lo hizo desde el principio.
Ahora hay plena certeza de que el Primer Mandatario no tendrá aliados en la Asamblea, salvo su pequeño grupo parlamentario que no representa ni al nueve por ciento del hemiciclo. Por lo tanto, le resulta oportuno seguir a SunTzu y su recomendación de cómo manejar a las fuerzas superiores e inferiores para vencer en el arte de la guerra.
Difícilmente se traducirán en 70 votos seguros los aplausos que en la opinión pública concitaron la decisión de CREO de no entrar en el pacto de gobernabilidad e impunidad que correístas y socialcristianos arropaban. La soledad legislativa, ante cada reforma que Lasso presente, será un problema capital y de monitoreo permanente, pues no se amortiguarán, por medio del debate, las tensiones del país real.
De lo que han dicho Salvador Quishpe y Lourdes Tibán, Pachakutik no tiene la menor intención de convertirse en ese mediador que la protesta social y las agendas institucionales demandarán. Por más que Guadalupe Llori presida el primer poder del Estado, su bloque no piensa contener a la Conaie y su capacidad de bloqueo. Ni siquiera se siente fuerte para ello.
El oficialismo tendrá que apelar al racionalismo (o pragmatismo) y buscar en la ID coherencia democrática o en el PSC cercanía ideológica, a menos que la molestia personal de Jaime Nebot lo rebase todo.
Las fisuras de la anticipada y poco cortés ruptura entre los dos líderes guayaquileños se notará a medida que sus respectivas fuerzas políticas se disputen las bases de una tendencia, otra vez dividida. CREO querrá aprovechar la crisis existencial que produjo en el socialcristianismo el enfado de muchos sectores de clase media y alta de Guayaquil por haberse alineado al correísmo y salir en defensa de su acuerdo parlamentario, al punto de exigirle a Guillermo Lasso retroceder. Todo esto, en medio del desgaste que acusa la administración de la alcaldesa Cynthia Viteri.
Mientras que en Quito, las cúpulas del partido naranja harán todo lo posible porque su reconstrucción electoral no se trunque si hay demasiada cercanía con el Régimen. Ojalá y el costo que asuma CREO, por llevar a su lado a un grupo de legisladores independientes, no sea tan alto como para solo tener resultados momentáneos.
A Lasso, entonces, le tocará aprovechar toda la fuerza y las buenas vibras que ha despertado su gabinete presidencial a fin de imprimir un estilo ejecutivo, eficiente y proactivo en la administración pública, para que el país se sienta contento con su presidencia y esta no pierda fuerza ante la sociedad civil.
Solo así, el Mandatario podrá convertir, como dice Sun-Tzu, en una fuerza menor las fuerzas mayores que hoy representan la Asamblea y, con entereza, tomar el control de estos cuatro años de gobierno donde a la crisis social, sanitaria y a la agobiante falta de recursos se suma la incertidumbre política.
El presidente Lasso tendrá que aprender, y pronto, el talento de gobernar con iniciativa, pues si el adversario deja abierta la puerta, hay que entrar rápidamente.