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Consecuencia y castigo

Para la crianza de los hijos hay muchos términos que se usan sin mucha discriminación. Durante mucho tiempo se consideró que castigo y consecuencia eran sinónimos, un hecho que sucedía luego de una mala decisión o de la desobediencia a los padres, hoy sabemos que no es así.

La belleza de la lengua española tiene que ver con la cantidad de significados que puede tener una palabra, sin embargo, esa misma belleza es un obstáculo a la hora de delimitar el uso de la misma. Según la RAE consecuencia es: hecho o acontecimiento que se sigue o resulta de otro. Por ejemplo, de perder un teléfono la consecuencia inmediata es no tenerlo, la duración que tomará tener otro estará en relación a los acuerdos previos o reglas que la familia haya previsto para un inconveniente de este tipo. Sin embargo, el problema inicia cuando los padres no hicieron los acuerdos previos de responsabilidad en la entrega de este objeto al joven o niño, entonces no hay plan contingente que organice la situación frente al malestar de los padres y la pérdida del hijo. Entonces, la salida más sencilla es que el castigo por perderlo será no tenerlo o esperar sin tiempo por la recuperación del objeto.

-¿Se percataron que usé la palabra castigo? Ahora, para la RAE el castigo es: pena que se impone a quien ha cometido un delito o falta. Reprensión, aviso, consejo, amonestación o corrección. Siguiendo con el ejemplo, es importante preguntarse ¿por qué castigar un descuido? Señores padres de familia, ¿pueden darse cuenta del uso del miedo como recurso de educación? ¿Queremos formar una persona que funcione por el miedo y no por la reflexión de los hechos de su vida?

Esa es la diferencia entre consecuencia y castigo, el castigo tiene que ver con el miedo, con la sanción a un punto de vista diferente o una forma diferente de resolución, la consecuencia, en cambio, tiene que ver con prever qué pasará si tomo esta u otra opción, para esto tenemos que revisar nuestros actos y decisiones y proyectar lo que pueden provocar, considerando la opción de equivocarnos en la decisión que tomemos. ¿Cuál camino le quiero enseñar a mi hijo? ¿El de la espera, la responsabilidad, el compromiso, el saber asumir mi error y aprender o el de “se hace porque es lo mejor para ti y debes ser obediente”?

Creo que esas son preguntas importantes para hacernos antes de decidir qué hacer si mi hijo ha faltado alguna regla o ha tenido una situación imprevista, sin embargo, lo complejo de este modelo es saber detenerse a pensar antes de dejarnos arrastrar por las emociones que pueden provocarnos las situaciones inesperadas, los padres somos modelos a seguir y en este mundo donde todo es rápido es todo un reto parar, respirar, sentir qué pasa con mis afectos, pensar los hechos y reflexionar cuál es el camino, por eso la paternidad y maternidad actualmente son todo un reto y requieren de ayuda o soporte, la pandemia nos ha puesto de cara con esta realidad, acá mi aporte para tomar decisiones sanas y coherentes.

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