Y se hará la luz en la central Toachi Pilatón: demoras, operación, costos y beneficios de la obra

lunes, 11 octubre 2021 - 12:58
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Es un monumento a la resiliencia. Estuvo paralizada entre marzo de 2017 y julio de 2019. Menos de un año después de que se reiniciara la obra en la central Toachi Pilatón empezó la pandemia. Ahora, próxima a arrancar la operación inicial, planea incursionar en el mercado de bonos de carbono.

Trece años después de que se pusiera la primera piedra en esta obra de generación hidroeléctrica, por fin empezará su funcionamiento. Los trabajos en la central Toachi Pilatón han sobrevivido a las siete plagas. Sin embargo, todo indica que ahora está, literalmente, a punto de salir del túnel.

Vistazo recorrió las instalaciones del complejo, que producirá 1.100 gigavatios hora por año (GWh/año), lo cual representa aproximadamente un cinco por ciento de la demanda nacional. Ubicado entre tres provincias: Pichincha, Cotopaxi y Santo Domingo de los Tsáchilas. Se encuentra en un entramado de túneles bajo la montaña, a varios kilómetros desde la toma de captación de aguas.

Desde este octubre empezará a entregar los primeros kilovatios hora al sistema nacional interconectado, con la operación de Sarapullo, el primero de los dos componentes del proyecto. El complejo estará en pleno funcionamiento en diciembre de 2022, tras las demoras causadas por la pandemia y la crisis sanitaria global.

En el campamento de Celec en La Palma, el ingeniero Jorge Enrique Vega, gerente de la Unidad de Negocios Hidrotoapi, explica a Vistazo, con inocultable orgullo, que a pesar de las restricciones que implicó el azote del coronavirus, “los trabajos nunca se detuvieron en este proyecto; tuvimos que replantear horarios, redefinir turnos; cada persona que salía del campamento generaba un riesgo para todo el equipo”.

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Fotos: Segundo Espín

Personal técnico que venía desde Rusia y Alemania para el montaje de equipos no pudo llegar en el momento previsto según la planificación inicial. Algunos equipos electromecánicos y de transformación que viajaban desde Europa y Asia tuvieron demoras en los puertos deembarque, cerrados durante la emergencia. Una infraestructura en particular, que ahora se encuentra en la subestación Alluriquín, venía desde la región china de Wuhan, donde se originó el brote del coronavirus.

“Al inicio de la crisis sanitaria, tuvimos un técnico extranjero contagiado y él estuvo en contacto cercano con otros ocho colaboradores, debimos ser estrictos con el aislamiento y las normas de bioseguridad; a pesar de todas las dificultades, seguimos adelante para completar este enorme desafío”. Jorge Vega, un experto de origen cuencano, ha puesto toda su energía al servicio de este proyecto.

Toachi Pilatón es, probablemente, la única obra de gran magnitud en ejecución, que ha continuado su curso, a pesar de las restricciones sanitarias que empezaron en marzo de 2020. A semanas de inicio de la primera fase de la operación, hoy es un monumento a la resiliencia.

Los beneficios

El esquema, en síntesis, consiste en captar aguas del río Pilatón. Un túnel de conducción de aproximadamente cinco kilómetros llega hasta la casa de máquinas de Sarapullo. Aquí operan tres unidades, de 16,8 megavatios cada una. El agua turbinada pasa a la siguiente etapa en Alluriquín, donde la potencia instalada es de 204 megavatios. Toda la energía del proyecto sale hacia la subestación Alluriquín, la cual se integra con el Sistema Nacional Interconectado. Lo que suena tan sencillo es, ya en el sitio, un laberinto de máquinas, equipos, cables, túneles, rotores,válvulas, algunos bajo tierra. Otros, como la zona del embalse de desagüe de fondo, son visibles desde el exterior.

El arranque de operaciones, en su fase inicial previsto para luego de pocas semanas, es una buena noticia. La central se ubica en la vertiente occidental de la cordillera de los Andes. Esto significa que puede producir energía eléctrica en mayor cantidad entre los meses de enero y mayo, cuando las centrales de generación de la vertiente oriental (Coca Codo Sinclair, Paute y Agoyán) se encuentran en período de estiaje, y por tanto, en fase de generación baja, según explica un informe técnico de Celec.

Hay otra noticia positiva. Vega revela que dos empresas suizas han mostrado interés de comprar bonos de carbono de este proyecto. Con su experiencia de trabajo en el proyecto eólico de Villonaco (movido por viento, en Loja),Vega advierte que la central Toachi Pilatón califica como un proyecto de mecanismo de desarrollo limpio. Tras un proceso de validación y certificación internacional, la central puede entrar en el mercado de bonos de carbono. “Se calcula lo que se deja de generar y producir en emisiones contaminantes de CO2, ése es uno de los parámetros para la cuantificación”.

Según estimaciones técnicas de este proyecto en particular, la reducción de las emisiones representa aproximadamente 430 toneladas de CO2 por año.

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En el corazón del proyecto

Las medidas de bioseguridad se mantienen en el frente de trabajo. Sin embargo, todos los colaboradores están vacunados con el esquema completo anti-COVID. Quienes llegan a la estación deben someterse a pruebas para evitar el ingreso del virus. A esto se suman las normas de seguridad habituales en un tipo de instalación como ésta, lo que implica el uso de cascos de protección y calzado especial.

Vistazo empieza el recorrido por los diferentes frentes de obra: hay trabajadores ecuatorianos (con el distintivo de Celec) y rusos, colaboradores de la industria contratista de ese país, Tyazhmash; esporádicamente, también aparecen algunos técnicos con rasgos asiáticos, son los delegados de la constructora china CWE,que hasta 2019 estuvo a cargo de la obra civil. Hoy realizan labores de verificación.Una nueva contratista -el proceso de selección ya está en curso- se hará cargo delos trabajos faltantes en lo civil.

A mediados de 2019, Celec adjudicó el contrato para terminar la instalación y la puesta en marcha de toda la parte electromecánica a la industria rusa Tyazhmash, que es la fabricante original de muchos de los equipos. Entre 2010 y 2017, la parte contractual del componente electromecánico estuvo a cargo de la también rusa Inter Rao, que tuvo varios retrasos e incumplimientos, lo que motivó la suspensión unilateral y un litigio en ciernes con el Estado ecuatoriano.

“El plazo original con Tyazhmash contempló 880 días. Pero tuvimos la pandemia y esto obligó a una extensión del plazo, que termina en diciembre de 2022”, explica Vega.

La primera parte de la generación arrancará en breve, con el funcionamiento de Sarapullo. Los ingresos servirán para pagarlos créditos. Esta obra arrancó con una inversión del banco de los afiliados de la seguridad social (BIESS), por 240 millones de dólares; y un préstamo de 145 millones de dólares, por parte de Eximbank, de Rusia.Sin embargo, hacia diciembre de 2022, el valor invertido en todo el proyecto con certeza bordeará los 920 millones de dólares.

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